martes, 6 de mayo de 2008

Comunidad de estudiantes de derecho




Hace unos días vi, por casualidad, una carta a El Mercurio firmada por los presidentes del CADe y del CED de la U. de Chile sobre la práctica en la Corporación de Asistencia Judicial. Reconozco no haberme fijado mucho en la opinión, pero me sorprendió que en 5 años de carrera no hubiera visto un trabajo en conjunto entre estos dos centros de alumnos. Más aún, me sigue sorprendiendo por qué no existe un trabajo constante entre los centros de alumnos de Derecho.

Quizás el ejemplo de trabajo interfacultades es el de Medicina. Por un lado existe la Asociación Nacional Científica de Estudiantes de Medicina (ANACEM), que busca fomentar en las distintas escuelas el desarrollo de la investigación científica estudiantil. Además, desde 1976 desarrollan los Juegos Interescuelas de Medicina, con grandes delegaciones por facultad, donde se desarrolla un gran espíritu de representación y de trabajo en equipo. Sin ir más lejos, a nivel docente tienen la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (ASOFAMECH).

Creo que en una carrera como Derecho es importante que tengamos instancias como las propuestas. Primero, porque con un trabajo en conjunto es posible que la investigación estudiantil dé frutos para la sociedad, sea a través de publicaciones o de proyectos de ley. Segundo, porque en temas que involucran al derecho y a la educación universitaria, podremos hablar con mayor autoridad, dándole mayor responsabilidad al movimiento estudiantil. Por último, porque ante las demás facultades podemos generar un espíritu de facultad como el que muchos esperamos, ya sea en actividades deportivas, en debates o incluso al plantear una postura común frente a un tema determinado.

A veces nos llenamos de frases bonitas como la de ser la mejor facultad de Derecho de Chile, pero, ¿de qué sirve si como estudiantes no buscamos formas reales de contribuir al país? Espero que esta reflexión sirva para ello.
Roberto Sagredo.
5to año.

Reflexión tras las Elecciones



Acabamos de terminar un nuevo proceso de elecciones en nuestra Facultad: los resultados pueden ser vistos desde distintas perspectivas, pero lo cierto es que hay una sensación de que la gran mayoría de los sectores de opinión existentes en la Escuela han quedado en alguna medida representados.
El proceso se llevó en general sin sobresaltos lo cual habla de la buena cultura cívica que poseemos. No se notaron colas, las mesas funcionaron desde temprano, hubo un permanente entusiasmo por asistir a las urnas y lo que es importante, pareciese que dentro de todo – excepciones en todos los bandos- los candidatos tuvieron un desempeño correcto a la hora de ganarse los votos. Eso sí, claro está que unos y otros muchas veces actuaban al borde de lo permitido –mejor dicho, al borde de la prudencia- o bien, buscando los medios más idóneos y efectivos para la captura de votos.
Pero no todo me fue congruente en el pasado proceso: se evidenció un sistema que tiende a trastornar la voluntad del alumnado entre el paso del primer al segundo día. No menor es el ejemplo de Segundo Año, donde la tendencia que se mostraba a prevalecer durante el primer día se rompió drásticamente en el segundo. Incluso me aventuro a señalar que esta misma distorsión precipitó la salida de una candidatura que parecía segura a quedarse dentro de los tres cupos para el Consejo. Es obvio, frente a un escenario más claro los candidatos tenderá necesariamente a presionar a las bases para conseguir su objetivo y ahí también, las coaliciones entrarán a buscar los cupos que les parecen un triunfo. Pero esto siempre en desmedro de distorsionar la verdadera voluntad del estudiantado, la cual se enfrenta a la disposición de un grupo de candidatos un día y al siguiente, esa misma disposición puede ser completamente distinta ya sea más urgida que nunca en captar votos o bien, haciendo las maromas necesarias para trasladar votos de un candidato – incluso él mismo- a otro con tal de favorecer a la coalición.
Por eso abogo desde ya por una reforma al sistema de elección en dos días o bien, al recuento de votos en forma anticipada. Eso no es un proceso enteramente democrático, sino una distorsión que como se vio puede incluir en el Consejo a un candidato y dejar afuera a otro cuando la voluntad estudiantil no es justamente esa.